

Tantas vidas truncadas, tantas vidas a base de engaños, tantos cariños comprados y tantos sueños robados.
Cuanto más tiempo pase, más se aleja la verdad y la justicia.

Aunque haya gente, a la cual no la han robado ningún hijo, que piensa que hay que pasar página porque es algo que ha pasado hace tiempo, yo estoy convencido que de ninguna manera hay que pasar página, hay que hablar de ello, y mantener la memoria viva de todos aquellos niños que fueron vendidos a familias pudientes, y sobre todo por esas madres que llevan 30 o 40 años sufriendo y llorando la ausencia de su hijo robado,
Por esa razón, la serie me parece muy oportuna, máxime con la calidad y la factura de Niños robados.
Respaldada por la audiencia, nos ofreció una visión muy real de lo que debió suceder en España hasta bien entrada la democracia con los niños robados. Bien ambientada, dirigida y realizada, consiguió transportarnos a esa época y llenar de credibilidad ese mundo que muchos tuvimos la suerte de no conocer.
Pocas actrices transmiten tanta verdad como Blanca Portillo y hay que ser muy valiente y sincera para defender un personaje tan miserable como Sor María. Impecable. Como impecable también está Emilio Gutiérrez Caba en la piel del sádico, maquiavélico y mercader Doctor Vela.

Mención aparte merecen las madres jóvenes y la hija arrebatada, son 3 de nuestras jóvenes actrices con mayor proyección, y lo demuestran con sus conmovedoras actuaciones, son Adriana Ugarte, Nadia de Santiago y Macarena García.
Una terrorífica historia, que desgraciadamente no ha encontrado su final. Como en la serie, su final es abierto, pero ya que nunca será un final feliz, por lo menos ojalá sea un final en el que se sepa la verdad y sus culpables sufran el resto de sus vidas.