miércoles, 26 de octubre de 2011

TELENOSTALGIA: TRISTEZA DE AMOR

En 1986, una serie modesta, sin un gran presupuesto, encandiló a los telespectadores de la época: TRISTEZA DE AMOR.


La verdad es que méritos no le faltaban a esta magnífica serie para ganarse el beneplácito de la audiencia, pero de la serie hablaré un poco más adelante; antes me quería detener en lo que supuso un gran porcentaje del éxito de la misma. Hay sintonías de cabecera inolvidables, que por mucho que lo intentemos no podemos apartar de nuestra memoria, uno de estos casos es la sintonía que sirvió de tarjeta de presentación de esta serie. La canción fue compuesta e interpretada por Hilario Camacho y, además de reflejar el espíritu de la serie de una forma que muy pocas veces hemos visto, era de una belleza tal, que se convirtió en un gran éxito, alcanzando Camacho gran popularidad después de tantos años de sequía comercial, que no creativa, ya que los cantautores, tan solo 10 años antes,  no estaban muy bien vistos que digamos en una época en la que solo se podía oir en la radio copla o marchas militares y religiosas. Para los que hayan visto la serie y quieren recordar la sintonía y para los que no la hayan visto, os dejo aquí la cabecera de la serie, y también podeis escuchar la personal versión que hizo de la canción el grupo Danza Invisible, para que os hagais una idea de lo lejos que llegó una canción que sirvió de sintonía a la serie.





Con un reparto encabezado por Alfredo Landa, Concha Cuetos, Carlos Larrañaga, Nadiuska, una jovencísima Emma Suarez....la serie trataba sobre el mundo de la radio nocturna. El personaje encarnado por Alfredo Landa, creo recordar que se llamaba Ceferino, regresa a Madrid y consigue un trabajo en una humilde emisora para producir un programa de radio presentado curiosamente por la mujer que acabó con su carrera, personaje interpretado por Concha Cuetos. En la serie, se entremezclaban las relaciones de las personas que formaban la plantilla de la emisora con las historias que contaban en el programa de radio, en el cual abordaban temas muy poco frecuentes en la época: la prostitución, la homosexualidad, la transexualidad, los malos tratos,...





El mundo de las noches radiofónicas tiene mucho de poético y ha servido como fuente de inspiración a numerosas películas, me vienen a la cabeza Solos en la Madrugada, de cuando José Luis Garci era bueno y hacía grandes películas y no los folletines con los que nos ha castigado en los últimos años y, Escuela de Seducción, con una fantástica Victoria Abril como encargada de calentar las noches radiofónicas a los solitarios e insomnes. Las noches de las ondas hertzianas tienen muchos aspectos cinematográficos que suelen funcionar muy bien a la hora de contar una historia: melancolía, soledad, tristeza, nostalgia, pasión, sexo,... Todo ello estaba presente en esta serie, pero desde la madurez de sus protagonistas. Fue una serie rompedora, innovadora, original, muy bien escrita y magníficamente interpretada por un estupendo cuadro de actores. Fue de las primeras series que se emitieron en late night debido a que eran tramas de adultos, aunque no fuertes ya que carecía de escenas tórridas, pero sí reflejaba un mundo de perdedores, en el que por supuesto, se bebía mucho, se fumaba más y se hablaba sin tapujos, por lo que si hubiera sido la serie un poco anterior, la cabecera con la sintonía de Hilario Camacho, "Tristeza de amor, un juego cruel....", la habríamos visto con un rombo a la derecha de la pantalla.

1 comentario:

  1. "Tristeza de amor, un juego cruel, jugando a ganar he vuelto a perder..." Que canción tan bonita! El estribillo fué lo primero que se me vino a la cabeza, cuando ví que habías escrito sobre ésta serie en tu blog de telenostalgía. ´
    Sé que veía la serie, no siempre, pero no recuerdo casi nada de ella. No he olvidado a sus protagonistas, todos tan jóvenes...., como todos entonces, pues para todos ha pasado el tiempo. Hay una cosa que también recuerdo y es que en la presentación salía la torre Windsor, ya desaparecida, entre llamas, del paisaje urbano de Madrid. Ardió estando mí, entonces suegro, en los últimos días de su vida y las casualidades de la vida....el propietario de la Torre Windsor le envió una megacorona cuando falleció, a los pocos días de arder el edificio. ¿El motivo? esa es la parte personal.

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