lunes, 7 de noviembre de 2011

EL DEBATE 2011: RUBALCABA VERSUS RAJOY

Todo estudiado al máximo, todo cronometrado, todo pactado, todo programado, ¿para qué? Para El Debate 2011.

Con una estética más propia de una secuencia de Cuéntame, que de la gran cita preelectoral que nos están vendiendo desde hace meses, nos encontramos a 2 líderes políticos y a 1 presentador que parecen sacados del baúl de los recuerdos de la familia Alcántara. El olor a naftalina es fuerte y si no fuera porque haciendo zapping vemos la misma imagen en todas las cadenas, excepto en T5, claro, creeríamos que son unas imágenes de un pasado remoto.
Rajoy con su cabeza recién teñida, en contraste con su barba blanca, Manuel Campo Vidal también teñido del mismo color que el debatiente y Rubalcaba sin haber pasado por la peluquería, nos sirven este debate que ha costado tanto tiempo, tanto esfuerzo en las negociaciones y tanto DINERO para que al final cada ciudadano vote a quien ya había pensado de antemano.
A Rubalcaba se le nota de lejos que es su primer debate en calidad de candidato a la presidencia, está nervioso, titubea, se le ve perdido. Mañana ocupará los titulares de las Primeras de los principales diarios tildándolo de perdedor de este debate. A Rajoy se le ve con más callo, va más seguro, habla con más firmeza huyendo de cometer los errores de los debates pasados, aunque me hubiera gustado saber qué fue de la niña a la que se refirió en el debate anterior, ya será una mujercita. Sin duda es más fácil afrontar un debate partiendo como favorito, de cabeza de serie y jugando en casa, sin soportar el pressing del novato, que en este caso le ha tocado a Rubalcaba.
En este bipartidismo tan brutal que tenemos, parece que solo importa lo que piensan los líderes de los 2 principales partidos cuando, en realidad, bien que han necesitado a los pequeños en numerosas ocasiones para formar gobierno en virtud de la injusta y defenestrada, pero vigente, ley D'Hont. Echo de menos más cara a cara con IU, PNV, UPyD, CIU, Coalición Canaria,..., se nos formaría una visión más ámplia y clara de lo que se nos viene encima, porque el voto 13 días antes de la cita con las urnas ya está decidido.



Mientras entre esta noche y mañana los periodistas deciden quien ha ganado y quien ha perdido este debate, los que más han perdido han sido los españoles, dada la astronómica cifra que cuesta montar este evento, y lo que más me indigna es que solo 20.000€ es lo que ha costado el catering, para los protagonistas del Debate y para los miembros de la Academia de la Televisión invitados, ¿no podrían haber ido cenados?

3 comentarios:

  1. Poco que añadir, sólo decir que los dos están ya muy vistos. Rubalcaba ya ha pasado por el gobierno con Felipe Gónzalez y con Zapatero, si tiene tantas ideas ¿cómo es que no las ha sugerido a sus "Jefes" para ponerlas en práctica? ¡No habríamos llegado a ésta situación!¡Ya huele demasiado a deseos de poder!
    Mariano Rajoy, a éste paso, el eterno candidato, muy poco expresivo, con poco carisma y desconfío de su empaque para sacarnos del hoyo en el que estamos metidos. Es una figura que está pero no se nota, insulso. Si sale, espero que abra el cofre de la sabiduría que muchos le atribuyen, para salvarnos de éste "embolao".
    Por cierto, tú, como siempre tan observador, con el tema de los tintes jajajaja!

    ResponderEliminar
  2. Insufrible, ese sería uno de los tantos calificativos que se me ocurren para adjetivar el debate. Tenía ganas de verlo, corrí desde mi clase de inglés para ver que nos tenían que decir y a los quince minutos ya me di cuenta de que no tenían nada que debatir, eran dos monologuistas, cada uno a decir aquello que quería decir y punto.
    Coloquialmente un verdadero pestiño

    ResponderEliminar
  3. Ha sido usted, no, ha sido usted... que va Sr. Rodríguez... ah no, no lo olvide... ha sido usted. Verguenza siento de estos dos patéticos... verguenza de que nos engañen... verguenza de que todavía piensen que creemos lo que dicen... verguenza de que sólo se presenten estos dos candidatos a repartirse el pastel... verguenza.

    ResponderEliminar