miércoles, 21 de septiembre de 2011

EL HORMIGUERO 3.0

El entretenimiento, en estado puro, en televisión se llama El Hormiguero 3.0. Nacido en la factoría de Cuatro cuando la cadena pertenecía a Sogecable del Grupo Prisa, al ser comprada por Mediaset dicha cadena e integrada en la familia de T5, el señor Vasile consideró que sobraba en su programación los dos buques insignias de Cuatro y los programas que más audiencia aportaba a la cadena: El Hormiguero y Tonterías las Justas, y por ende 2 de los programas con más calidad y mejor imagen que tenía Cuatro, pero no tenían sentido una vez telecinqueada la cadena.




Poco duró la sequía, puesto que rápidamente fue adquirido el formato por A3, como consecuencia del giro que está dando la cadena hacia una programación más blanca y familiar, y que, dicho sea de paso, tan buenos resultados le está dando últimamente después de no levantar cabeza durante años.
El Hormiguiero es un barco con pasajeros de primera, tripulación eficaz y un capitán con talento, sentido del espectáculo y un buen hacer más que contrastado tanto en las ondas como en la pequeña pantalla: PABLO MOTOS.


Creo que el éxito de El Hormiguero radica en que es un programa gamberro pero en su justa medida, es decir, puede gustar más o menos, pero no ofende a nadie, no molesta, es más políticamente correcto que El Intermedio, El Hormiguero se muerde más la lengua pero a pesar de su sutileza para no herir sentimientos, es muy elocuente. Con sus silencios y con sus dobles sentidos dice mucho más que con ofensivas palabras y expresiones. Otra de las claves del éxito de este programa es la calidad de los invitados que pasan por él. Y es normal que vayan encantados ya que promocionan su último trabajo sin necesidad de esquivar preguntas incómodas y absurdas sobre la vida privada, son bien tratados y, además, pasan un buen rato divirtiendo al personal.


Pero El Hormiguero tiene más ingredientes que contribuyen a que el programa sea un éxito. A Pablo Motos cada noche le acompañan 2 copresentadoras de excepción: las hormigas Trancas y Barrancas. Estos personajes que inspiran al nombre del espacio, son capaces de poner en más de un aprieto a los invitados, siempre de buen rollo y con buen humor, haciendo preguntas que Pablo Motos no se atrevería a formular. Son descaradas, gamberras, le echan morro y....entrañables. Vamos a recordar algun fragmento de una de sus intervenciones.


Ademas de las simpáticas hormigas tiene un magnífico plantel de colaboradores: Juan y Damián, Raquel Martos, Santiago Segura, el inefable Mario Vaquerizo, que su cota de popularidad ha alcanzado dimensiones impresionantes tras el reality emitido por la MTV, Alaska y Mario,....
Pero en este capítulo dedicado a los colaboradores me voy a detener en el mejor monologuista, a mi juicio, del mundo. Ya se que en este país contamos con buenos contadores de monólogos, de los que ya hablaré cuando dedique una entrada a El Club de la Comedia, pero como los cuenta Luis Piedrahita no los cuenta nadie, además de que es creador de casi todos ellos. Luis Pi se fija en cosas que parece mentira que dé para un monólogo, pero su humor vinculado con el absurdo y, a veces, con el surrealismo, hace que sean desternillantes.


El Hormiguero, un programa necesario porque, al margen del humor que encierra cada entrega, es de los pocos espacios abiertos a personajes interesantes por su trabajo, a través de ellos nos enteramos de sus proyectos o conocemos más datos de sus inminentes trabajos. Y como estoy escribiendo esta entrada a la 1.00 de la mañana me voy a dormir con la canción con la que los colaboradores invitaban a los niños a irse a la cama.

1 comentario:

  1. Simplemente puedo decir que el conductor del programa, Pablo Motos, es genial,....brillante, locuaz, con agilidad mental, divertido, con saber estar...me parece un gran profesional. Se ha sabido acompañar de un gran equipo y las últimas incorporaciones son un acierto. El programa sigue creciendo.
    Los invitados dan la sensación de sentirse "como en casa", se toman de buen talante todo lo que les proponen y preguntan. El secreto está, creo, en que no se falta el respeto, impera el sentido de humor. Hay ironía y sarcasmo pero elegante, sin caer en lo soez, ni en lo chabacano.
    Una nueva formula de hacer televisión amena y divertida. ¡Larga vida al Hormiguero!

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